Sin lugar a dudas, este es el cuestionamiento que todos los antitaurinos nos hacemos. ¿Cómo puede ser que, siendo el 80% de peruanos en contra de los toros, nuestra sociedad no haga nada por cambiar la realidad? La respuesta hasta el momento es incierta. No se sabe exactamente por que la sociedad no hace nada por cambiar esta situación. ¿Sera que nos hemos acostumbrado a ser una sociedad que acepta lo que las autoridades hacen sin cuestionarlas? ¿O será que nuestra sociedad no tiene las agallas para poder hacer sentir su posición acerca de ciertos temas? La respuesta solo la tiene cada uno en su interior.
Pero después de buscar algunas opiniones entre las personas cercanas a mi entorno y, apoyado por la encuesta realizada por la Universidad de Lima, la principal causa de que la sociedad peruana, especialmente la capitalina, de que no se vea una postura clara acerca de este tema es el hecho de que la sociedad no siente ni mucho menos ve algún tipo de apoyo institucional y/o gubernamental en el país. Un claro ejemplo de esto es el hecho de que en la legislatura anterior del Congreso de la Republica (2001-2006), se hayan presentado 8 proyectos de ley antitaurina y que todos estos hayan sido archivados sin antes haber sido por lo menos revisados y/o debatidos por las instancias correspondientes, mientras que sí fue revisado e incluso debatido por la comisión de Educación del Congreso, el proyecto de ley a favor de las corridas de toros presentado por el congresista, en ese entonces oficialista, Marcial Ayaipoma, que buscaba obligar de alguna manera al estado y diversas instituciones a fomentar, proteger y preservar la fiesta brava, además de dejar nulos todas aquellas leyes o signo de ellas que se opusieran a esta ley; y de castigar a todas aquellas personas, entre las que me encuentro, que se dignaran a aparecer por la plaza de Acho en temporada de feria. Es decir, en pocas palabras, el estado tenía que asegurarle el trabajo a este señor, ya que se desempeña como ganadero de lidia, sino que también nos tenían que castigar por el simple hecho de protestar en contra de una actividad que consideramos, en este siglo XXI, es un acto de crueldad y de insensibilidad que poco o nada aporta a la cultura de las próximas generaciones que llevaran la batuta de nuestro país en los próximos años.
Pero volviendo al tema central, la sociedad en si tiene un sentimiento de temor, debido a las constantes muestras de violencia y de arrebato hechas por los miembros del orden, en su mayoría, personal de seguridad contratados por los mismos empresarios taurinos, con el único objetivo de repelernos a punta de piedras, palos, balas de goma y gases paralizantes; cuando nosotros lo único que hacemos es hacer valer nuestro derecho de opinar y protestar, siempre pacíficamente por supuesto, en contra de algo que altera duramente el desarrollo cultural de la sociedad. Teniendo todo este ambiente, ¿Ustedes creen que alguna persona se animaría a desafiar a estos señores matones? Por supuesto que no, ni que estuviera loco.
Pero esta alianza busca poder integrar a todas aquellas personas que deseen luchar conjuntamente con nosotros en contra de esta barbarie que cada año se vuelve más inculta e insensible a la sociedad limeña.
En conclusión, el principal problema de la no respuesta visible y tajante de la sociedad en contra de este tipo de espectáculos y demás que impliquen el maltrato de animales, es el temor a una fuerza que lo único que hace es atacarte y después mostrarse como las tristes víctimas de una fuerza que solo busca, mediante tácticas pacificas, poder hacer conciencia en todos los peruanos.
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